sábado, 12 de marzo de 2016

El recordatoria de Abigail

Leer: 1 Samuel 25:14-33 | La Biblia en un año: Marcos 13:1-20

… aun a sus enemigos hace estar en paz con él (Proverbios 16:7).
David y sus 400 guerreros buscaban furiosos a Nabal, un hombre rudo y acaudalado que había rehusado ayudarlos. Si no hubiese sido que David se encontró con Abigail, la esposa de Nabal, lo habría matado. Ella había reunido suficiente comida para alimentar a las tropas y fue a encontrarse con ellos, con la esperanza de evitar un desastre. Respetuosamente, le recordó a David que el sentimiento de culpa lo perseguiría si no renunciaba a su vengativo plan (1 Samuel 25:31). Él admitió que la mujer tenía razón y la bendijo por su buen juicio.

David tenía sus razones para estar enojado (vv. 14-17), pero lo único que lograría sería pecar. Su primera reacción fue pensar en hundir su espada en el cuerpo de Nabal, aunque sabía que Dios no aprobaba ni el asesinato ni la venganza (Éxodo 20:13; Levítico 19:18).

Cuando nos ofenden, es bueno comparar nuestras reacciones con lo que el Señor espera del comportamiento humano. Quizá tendamos a golpear a los demás con palabras duras, a aislarnos o a huir de diversas maneras. Sin embargo, responder bondadosamente nos ayudará a evitar el remordimiento y, más importante aun, a agradar a Dios. Cuando deseamos honrar al Señor en las relaciones interpersonales, Él puede hacer que aun nuestros enemigos estén en paz con nosotros (ver Proverbios 16:7).

Señor, gracias por tu misericordia hacia mí.
Señor, gracias por tu misericordia hacia mí.
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viernes, 11 de marzo de 2016

No te rindas!!

Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús… (vv. 1-2).

En 1952, Florence Chadwick intentó nadar unos 42 kilómetros desde la costa de California hasta la isla Santa Catalina. Después de 15 horas, una niebla espesa comenzó a reducirle la visión, tras lo cual se desorientó y abandonó. Su desilusión fue grande cuando se enteró de que su destino estaba apenas a un kilómetro y medio.

Dos meses más tarde, intentó nadar hasta la isla por segunda vez. La niebla volvió a aparecer, pero, esta vez, Florence alcanzó su meta, con lo cual se convirtió en la primera mujer en nadar en el Canal de Catalina. Chadwick dijo que mantenía en su mente una imagen de la costa aunque no podía verla.

Cuando los problemas de la vida nublan nuestra visión, tenemos la oportunidad de aprender a ver nuestra meta con los ojos de la fe. La carta a los Hebreos, en el Nuevo Testamento, nos exhorta a que «corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (12:1-2). Cuando sentimos deseos de rendirnos, estas palabras no solo nos instan a recordar lo que Jesús sufrió por nosotros, sino que Él también nos ayuda a soportar las dificultades y seguir avanzando… hasta que lo veamos cara a cara.

Padre, ayúdame a poner mis ojos en ti y confiar en tus buenos propósitos en medio de los desafíos de la vida.

miércoles, 9 de marzo de 2016

MALAS NOTICIAS?? LLÉVALAS ANTE EL SEÑOR!!

MALAS NOTICIAS? LLÉVALAS ANTE EN SEÑORCual es tu reacción al recibir una mala noticia, te afanas, te turbas o vas a la presencia de Dios?

Posted by Ministerio Evangelístico Sembrando la Buena Semilla on lunes, 7 de marzo de 2016

lunes, 7 de marzo de 2016

Reenviar a Dios

Leer: 2 Reyes 19:9-20 | La Biblia en un año: Marcos 9:30-50

Inclina, oh Señor, tu oído, y oye; abre, oh Señor, tus ojos, y mira… (v. 16).
Cuando no existían los teléfonos, los emails ni los celulares, el telegrama era el medio de comunicación más veloz. Aun así, solo las noticias importantes se enviaban de ese modo, y, por lo general, eran malas.

Cuando Ezequías era rey de Judá, era época de guerra en la antigua Israel. Senaquerib, el rey de Asiria, había invadido y conquistado las ciudades. Entonces, le envió una carta al rey de Judá, un «telegrama» con malas noticias, donde lo presionaba para que se rindiera. Ezequías describe aquel momento como un «día de angustia, de reprensión y de blasfemia» (2 Reyes 19:3).

En tono de burla, Senaquerib se jactó de sus campañas militares, despreciando al Dios de Israel y amenazando al pueblo (vv. 11-13). Ante semejante situación, Ezequías hizo algo inusual con las malas noticias de la carta: «subió a la casa del Señor, y las extendió […] delante del Señor» (v. 14). Después, oró fervientemente, reconociendo que Dios podía solucionar la grave situación (vv. 15-19). Y el Señor intervino poderosamente (vv. 35-36).

El ejemplo de Ezequías es bueno: cuando nos lleguen malas noticias, extendámoslas delante del Señor en oración. Él nos dice: «Lo que me pediste […], he oído» (v. 20).

Padre, defiéndeme hoy.

viernes, 4 de marzo de 2016

Para su tiempo

En tu mano están mis tiempos… (Salmo 31:15).

Cuando el pastor sudafricano Andrew Murray visitaba Inglaterra en 1895, empezó a sentir dolores de una antigua lesión en la espalda. Mientras se recuperaba, su anfitriona le comentó sobre una mujer que estaba atravesando un gran problema, y quería saber si él podía aconsejarla. Murray respondió: «Entréguele este papel que he estado escribiendo para [alentarme a] mí mismo. Quizá le resulte útil». Esto es lo que escribió:

«En los momentos difíciles, di:

»Primero: Dios me trajo aquí. Es por su voluntad que estoy en este aprieto. Descanso en esto.

»Luego: Él me sostendrá en su amor y me dará gracia para comportarme como su hijo.

»Después: Él convertirá la prueba en una bendición, enseñándome lecciones. Quiere que aprenda y que experimente su gracia.

»Por último: A su tiempo y manera, me sacará de esta situación.

»Estoy aquí: por designación de Dios, bajo su cuidado, su guía y para su tiempo».

Nuestro deseo es la solución instantánea, la reparación inmediata, pero algunas cosas requieren cierto tiempo; solo podemos aceptarlas. Dios nos sostendrá en su amor, y podemos descansar en su gracia.

Querido Señor, no es fácil soportar los momentos de enfermedad y sufrimiento. Consuélame y ayúdame a confiar en ti.
Querido Señor, no es fácil soportar los momentos de enfermedad y sufrimiento. Consuélame y ayúdame a confiar en ti.
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